sábado, 11 de noviembre de 2017

Penúltima porción

Los ataques de llanto no terminan.
Un año entero llorando. Es cansador.
Los impulsos de suicidio son más repentinos, y eso no es bueno.
Recuerdo que el dogal de verdugo está en un cajón, esperándome pacientemente.

Acabo de comer la penúltima porción de galleta cannábica.
Cuando se me acabe la droga, temo que moriré de pena.
Nada funciona.

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