Cuando me llega un mensaje de él, las ganas de suicidarme desaparecen al instante (aunque sea momentáneo).
Y eso me desarma por completo.
Y siento que ya no sé qué hacer con esta vida.
Lo tenía todo tan decidido, y de pronto, no sé, pienso que tengo esperanzas y que debo seguir esperando.
Sólo me pongo a llorar.
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