miércoles, 13 de julio de 2011

* Ayer en la calle, regresando a casa, me encontré con un vendedor de rosas.
* Tuvo un monólogo (no le respondí, pero le sonreí).
* Y cuando iba en el microbus, me lamenté un poco...


* Porque, por más que quiera demostrarle cariño, sé que no le importa ni se deja conquistar con flores, ni chocolates, ni con una propuesta para hacer el amor en su habitación ambientada con inciensos, ni con tarjetitas, ni con moteles, ni con invitaciones a comer, ni con apuestas, ni con películas, ni dedicándole canciones (que no le gustan)...
* Entonces, ¿qué más queda?... ¿Peluches?
* ...Ah...
* Sí le he regalado un peluche. Tampoco funciona...

**(Lo de conquistar creo que debería ser al revés; el varón a la dama. Pero bueno...)**



* ¿Qué diablos debo hacer?...



* No me haga caso estimado lector, y simplemente gracias por leer lo anterior.
* Debo admitir que estoy algo desesperada.




* ♪ ...Y aunque sé que no era la más guapa del mundo, juro que era más guapa, más guapa que cualquiera...
**(Ni lo sueñes. Sabes que nunca pasará...)**



* P.S.: Debo hacer un reclamo público contra la publicidad engañosa del restaurante Pizza Hut. Ayer fui a la pizzería, y cuando le pregunté a la mesera por la promoción que aparecía en un lienzo fuera del local, me respondió que la oferta era válida sólo para llevar o por delivery (no había ninguna letra chica que indicara lo último). ¿Por qué no es válida para servir dentro del local? ¡¿Qué chucha les cuesta poner un par de platos y llevar la comida a la mesa donde estaba sentada?!...
* Y así comenzó un mal día...

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