* Ayer rompí -más bien, desarmé- cuatro collares artesanales.
* Una persona se apareció en mi último sueño.
* Esa persona podría, perfectamente, usar esos collares. He visto, en fotografías, que lleva accesorios similares en sus tobillos.
**(No escribas más, no escribas más, no escribas más)**
* Sacar las cuentas del hilo encerado de esos collares es como...
* Pondré un ejemplo exagerado:
* Imagínese, estimado lector, que tiene un libro que nunca leerá. O cuatro libros.
* Ese libro llegó a usted porque lo encontró en un espacio público: en el bus, en el cine, tirado en la calle; o porque alguien se lo regaló.
* Presenta algunos detalles en sus páginas, imperfecciones que le impiden re-venderlo.
* Es un libro malo, además. Digamos que es alguno de la saga de "Cincuenta Sombras".
**(Risas)**
* Usted sabe que alguien más podría disfrutar de ese libro. Podría regalárselo a alguien, pero no conoce a nadie personalmente. Tristemente, no tiene muchos amigos.
* Entonces, no se le ocurre otra cosa que arrancar las hojas del libro para hacer manualidades: papel reciclado, collage, origami, lo que sea.
* Pero no hace todo aquello; sólo se dedica una tarde completa a arrancar las hojas, una por una, y las guarda para después.
* Siente un poco de culpa, pero ya pasará. Al menos no quemó el libro.
* Algo así me pasó al desarmar esos collares.
* Esos collares se venden a $500 en las ferias artesanales.
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