Lo tenías todo tan bien calculado, tan imaginado.
Los nudos tan ensayados.
Y a una semana exacta del gran día en el Motel Catedral, tus planes se van a la mierda porque el poeta te lanzó migajas.
Por favor, no le creas.
Sólo está jugando contigo.
No le creas.
No le creas.
No caigas en su juego.
No le creas.
Y deja de llorar. Agh.
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