* Cuando estaba en el colegio, hubo una época en que, al sonar el timbre para salir a almorzar, me escapaba de mi grupo de compañeras.
* Mi almuerzo solía ser un emparedado de jamón de pavo con huevos revueltos, dentro de dos rebanadas de pan de molde blanco, envuelto en un film plástico.
* Iba al baño con mi almuerzo y me encerraba en el penúltimo cubículo, casi a obscuras. Allí me ponía a comer.
* A veces me quedaba ahí hasta que pasara la media hora de almuerzo.
* Si alguien me hubiera descubierto, seguramente le habría dado pena.
* Bueno, la imagen de una persona comiendo, sentada sobre un inodoro, también causa cierta repugnancia.
* Pero, incluso en ese entonces, no me autocompadecía tanto como ahora.
* ¿Qué hago para no sentir esto?
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