viernes, 1 de enero de 2016

Las Cábalas

* Cuando me desperté ayer, di media vuelta en la cama (porque hacía calor) y me puse a llorar por lo tonta que me sentía, por eso de haberme ilusionado con esas palabras bonitas que no fueron para mí.

* Hay un pequeñísimo porcentaje de felicidad en todo esto. O no felicidad, sino que alivio. No lo sé, en realidad.

* En estos momentos suenan los fuegos artificiales, y yo frente a la computadora.

* Recibí abrazos virtuales (¡y hasta besos!), y me hace creer, quiero creer, que todas las cábalas funcionan. Dicen que así se tendrá buena suerte en el amor. No fue a medianoche, pero eso da igual.
* En ese momento le dediqué una sonrisa y unas cuantas mariposas que se escapaban de mi corazón. ¿Las habrá sentido?

* Alerta, alerta: te estás ilusionando más de la cuenta y vas a terminar rompiéndote la cara contra el suelo, como siempre.


* En los últimos minutos, me puse a pensar otra vez.
* Ojalá tuviera ese poder, esa fuerza, ese efecto. Nunca voy a poder. Nunca va a ser mío.
* No soy quién para ponerme así. No soy quién para sentir esto.


* Voy en la última página de mi borrador. Estrenaré uno nuevo hoy.
* Abro el envoltorio rojo con dorado de un pequeño chocolate y me lo como, esperando que este año sea más dulce.
* Es que la pena fue demasiada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario