viernes, 9 de diciembre de 2016

Mensajes sin destino

* Esto pasaba hace más de 18 meses:

* Ella había averiguado el número telefónico del chico que le gusta.
* Era un número de teléfono fijo, no móvil.
* Lo había memorizado, y eso que ella no es buena para memorizar números.

* Estaba sentada en una tediosa clase en la universidad, dentro de una sala casi a obscuras, cuando empezó a escribir en su teléfono móvil.
* "Me pregunto qué sentirá realmente por mí. Yo estoy perdidamente enamorada de usted", o algo así debió escribir.
*  "¿Quién es usted? ¿Qué pretende conmigo?"
* Las teclas de su teléfono hacían algo de ruido y a ella le daba igual.

* La compañera que se sentaba al lado escuchó el sonido y la miró.
* "¿Qué estás haciendo? ¿Estás jugando con el celular?", pregunta entrometida riéndose.
* La chica no le responde. Está ensimismada.

* Después de escribir ese mensaje de texto, digitó el número de teléfono que se había aprendido hace días.
* Seleccionó la opción "enviar".
* Sabía que ese mensaje no llegaría a destino, porque un teléfono de casa no es capaz de recibir mensajes de texto de un móvil (¿es muy obvio lo que digo?).
* Sabía que no tenía sentido escribir un mensaje que no se iba a enviar, pero debía hacer como si fuera posible. Era un método tonto de desahogo.

* Es como estar escribiendo ahora en este tonto blog.

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