* Soy una cobarde.
* Debí esperar a que todo esto pasara, al menos un poco.
* Ah... Es que soy una cobarde impulsiva.
* Cada vez más evidente, como si no hubiera sido suficiente.
* Me desperté aterrada.
* Esto era peor que cualquier película de terror.
* Di vueltas en la cama. Se me enredaba el cabello. Mi pelo me tapaba la vista y la respiración.
* No importaba nada, sólo quería estar en cama.
* Esperaba que la almohada absorbiera las lágrimas.
* Necesito de forma urgente que alguien lea (y comprenda) mi borrador, así evitaría publicar estos tontos dibujos.
* Ese es el gran problema: Sólo han habido dos personas que logran entender mi borrador.
* Hace algunas semanas, ¿o fue ya un mes?, se me ocurrió la idea (la fantasía, más bien) de enviarle mi cuaderno envuelto.
* Como un Vincent Van Gogh medio loco llevándole su lóbulo de oreja a su amada en un burdel.
* Después recapacité.
* Una vez le dejé todos mis borradores a cierta persona (innombrable) para que los leyera, por una semana. El riesgo era demasiado; los pudo haber rayado o quemado, o cualquier cosa.
* Hace algunos meses, cuando los revisé todos para escanear algunos dibujos, me encontré con casi una decena de cabellos del tipo este entre las páginas.
**(¡Ugh!)**
* Qué increíble lo que hace la inspiración, y la necesidad de escapar, la catarsis, con un lápiz y un papel.
* La necesidad de escapar. Huir y desaparecer.
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