domingo, 19 de julio de 2015

Grilletes en el Último Piso del Torreón

* De verdad lo pensé. ¿Cómo pude? ¿Cómo?
* ¿Cómo tan tonta?
* De verdad pensé que la fantasía se volvería realidad.
**(Pero por algo es una fantasía)**
* ¿Acaso soy parte de un experimento? ¿Yo y cuántas más?

* Sigo arrastrándome de rodillas. Me hago un ovillo, con las manos extendidas, las palmas hacia arriba, esperando su siguiente paso; a que me rompa los huesos.
* Y me dan ganas de quejarme, de decir todas las cosas, las angustias, las falsas esperanzas que esa persona creó con unas simples palabras (seis palabras, para ser precisa).
* ¿Por qué lo hiciste? ¿Qué ganaste con esto?
* Pero no...

* Mi amigo una vez me dijo algo como: "Lo bueno de personas como nosotros, los masoquistas, es que nunca le echamos la culpa al resto. Siempre nos culpamos a nosotros mismos por las cosas que nos pasan".
**(No recuerdo si usó la palabra "masoquistas", tal vez lo estoy inventando)**
* Sólo soy yo la que se ilusiona.
* Yo soy la única culpable de esto.

* Pero, es que cielos, volé tan alto (o creí hacerlo).
* Creí que nunca acabaría.



* Tuve un sueño. Soñé otra vez con esa persona.
* ¿Se lo puedo contar, estimado lector?

* Estaba en el piso más alto de una especie de torreón medieval, que era usado como calabozo.
**(¿No le parece contradictorio? No soy conocedora del tema, pero los calabozos solían estar en un nivel subterráneo. Bueno, en sueños todo se puede)**
* El ambiente era justo como me imaginaba de un cuento sadomasoquista.
* El lugar apestaba. Sólo había una ventana en todo el torreón, vigilada por gendarmes, claro. En el piso y las paredes de piedra habían manchas de sangre.
* Era una prisión mixta, de hombres y mujeres. Habían muchos condenados, y yo era una de ellos.
* Algunos planeaban la tonta idea de escapar. Sobornarían a los guardias (no sé cómo, si no tenían nada que ofrecer) y se irían de allí junto a ellos a través de la única ventana.
* Yo sabía que eso no era posible. Pero también me dejé llevar.

* El plan de fuga consistía en lo siguiente: Se ataría una cuerda al exterior de la torre, tal vez en la copa de algún árbol (imagino que afuera hay un bosque). Dicha cuerda pasaría a través de la ventana, y se ataría el otro extremo en el lado opuesto del torreón, arriba, donde estábamos los condenados. La soga trabajaría a tracción, y se haría una especie de "canopy" con unos arneses improvisados.
**(Jaja, hasta suena imposible)**
* Quienes querían escapar se formaban en una fila, y se les colocaba el supuesto arnés, para luego colgarse de la cuerda.
* Al llegar mi turno, supe que algo no andaba bien.
* No se trataba de un arnés, sino de verdaderos grilletes con barras de metal.
* Me sentaron en una piedra, y un hombre se encargó de ponerme las barras en los pies, las ajustó tanto que pensé que me rompería el tobillo izquierdo.
* "Ay, mi tobillo", me quejé silenciosa.
* Otra mujer me levantó los brazos y puso los grilletes en las muñecas.
* A estas alturas, ya tenía claro que no se trataba del plan de fuga.

* Se trataba de la primera parte de un castigo a quienes querían escapar.
* Supongo que después de eso, así engrillada, me dieron algunos latigazos.
**(No soñé con esas imágenes, pero sé que fue así)**

* Al final, hubo algo así como una prueba final (valga la redundancia). Quienes la pasaban, quedaban libres de la tortura mortal, la desolladura o la crucifixión, y volverían a sus celdas.
**(Algo me dice que estoy muy influenciada, jaja)**
* Y aquí hay un giro en el sueño: La prueba final consistía en un control de lectura (sí, como los que se hacen en los colegios o clases teóricas en las universidades).
* Ahí estábamos las personas que habían intentado escapar, sentados en unas mesas de escolar, con grilletes en los pies.
* Sobre cada puesto había un librito de papel roneo; casi 140 páginas; letra pequeñísima. Además, una serie de aproximadamente 20 láminas ilustradas, como del tamaño de unos naipes.

* Al lado derecho mío, adivine quién se sentó... Sí, él. ¿También había caído en la tentación de escapar del calabozo? No creo que haya sido así. Él era (es) mucho más sensato que yo, más aterrizado de cierta manera. Él sabría que no se podía huir de este lugar.
* Tal vez estaba allí sólo para recibir los castigos, se me ocurrió.
* La primera parte del libro era un cuestionario acerca de BDSM, preguntas de desarrollo y completar oraciones.
* Me puse perezosa, y le empecé a copiar a mi compañero de al lado. Estaba segura de que sus respuestas estaban correctas, y así aprobaría el examen, y me salvaría de la tortura sanguinaria.
* Claro, a él no le costaba. Él era (es) un conocedor.

* Seguí así hasta que llegué a la segunda parte del libro-examen, que consistió en un cuento largo.
* Usted sabe que no soy buena para leer, y menos con esa letra minúscula en papel roneo.
* Él ya había empezado. Estaba colocando las láminas de ilustraciones en medio de algunas páginas del libro. Yo no entendía nada, así que le pregunté:
-¿Cómo hay que hacer esto?
-Lee esto (el cuento), y vas a comprender- me respondió indiferente.

* Noté que él había escrito su nombre en la esquina superior derecha de cada dibujo, como así también en algunas páginas del libro.
* Su lápiz (o el lápiz que le dieron) era de tinta azul, punta media, tipo Bic.
* Su caligrafía me pareció curiosa. Era una letra manuscrita en minúscula, concatenada, y bastante alargada, más o menos grande.
**(No era como en el otro sueño, el que no he revelado, donde escribía con mayúsculas)**

* Leí algo del primer párrafo del cuento. Supe que se trataba de un cuento de tipo fantasía sadomasoquista.
* Decía algo así como: "...Esa muchacha virgen era la única mujer en esa caravana de más de treinta hombres".
* Obviamente un relato así incluiría desvirgaciones, violaciones, y gang-bangs medievales.
**(Estábamos en un ambiente medieval, se lo recuerdo)**
* Ahí entendí que debía poner las ilustraciones según lo que iba apareciendo en la historia.

* El hombre que estaba a mi derecha ya estaba bastante avanzado. Le quedaban sólo un par de láminas que colocar.
* Cómo se notaba que era un verdadero devorador de libros.
* Yo no...
* Aún me quedaban más de 70 páginas. No podía. De verdad sentí que no podía continuar la prueba, y menos si al lado mío estaba esa persona, encarándome lo poco que soy (en muchos sentidos).
* Él terminó. Cerró su libro, no sin antes escribir otra vez su nombre en la primera página.
* Me rendí.
* Pensé que preferiría ser sacrificada en la cruz que continuar con un examen así.
**(¿De eso trataba al final el examen? ¿De mi capacidad de concentración estando al lado de la persona que me gusta?)**

* Fin del sueño.



* ¿Cómo será realmente su caligrafía?
* ¿Cuál será su color de tinta preferido?
* ¿Tendrá algún lápiz favorito?
* ¿Punta fina, media, o gruesa?
* Esta es la segunda vez que sueño con su caligrafía.

* ¿Qué café tomará en invierno? ¿Con o sin leche? ¿Cuántas cucharadas de azúcar?
* ¿Cómo tostará el pan? ¿Cómo preparará sus emparedados de jamón de pavo?
* ¿Comerá en su habitación o en la cocina?

* ¿Se sentirá solo?
* Hummh...

* ¡Basta!



* Duolingo me dice: "¡Estás sola, Ruby(....)!"
* Y así me quedaré (a menos que alguien me encuentre ahí, aunque lo dudo).

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