martes, 22 de septiembre de 2015

Brownies

* Hoy me vi en un supermercado, comprando chocolates. Estaba decidida a cometer la locura del "bus de Morfeo".
* Hasta me aterró mi determinación en ese momento.
* "¿De verdad lo voy a hacer?", me pregunté medio desconcertada.
* Era desesperación, no determinación.

* Antes de ir al supermercado, estaba sola sentada en una plaza.
* Veía pasar los buses (los "buses de Morfeo").
* Me rompía los dedos. Me hice otra herida en el dedo. Movía las piernas sin parar. Arrugaba mi falda.
* También me puse a llorar en un momento. Qué patética me habré visto.

* Qué manera de gastar dinero comprando sólo chocolates.
* Los más sensatos hacen actividad física, y yo sólo como chocolates frente a la computadora para tranquilizar un poco la angustia (sólo un poco, casi nada).
* Al salir del supermercado, aún estaba decidida.
* Imaginé lo que diría, les ofrecería los brownies que había comprado (¿sobornando a la familia?)...
* Imaginé que tomamos el té juntos.
* Imaginé que pasaría la noche con esa persona.

* Y de pronto, desperté: Estaba en el paradero de buses, esperando y esperando.
* Dejaba pasar las micros, una y otra vez.
* ¿Lo hago o no lo hago?
* ¿Lo hago o no lo hago?
* Si lo hago, será una situación muy incómoda, y voy a ser un estorbo, y tal vez me odie.
* Si no lo hago, seguiré dándome cabezazos y rompiéndome los dedos.


* Casi había olvidado lo desesperadamente dependiente e impulsiva que era.
**(Si no me cree, pregúntele a cierto lector qué es lo que hacía yo todos los días al salir de clases)**

* Esto fue sólo hoy.
* ¿Seguirá siendo así todos los días?
* ¿Qué pasará mañana?
* Siento la locura del "bus de Morfeo" más cercana que nunca.

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