domingo, 18 de octubre de 2015

Chocolate con Almendras

* De pronto todo se volvió tan claro...
* Tan insoportablemente claro.



* Mi hermana me extendió un pedazo de chocolate con almendras - Ya no llores, querida. ¿Por qué lloras?
* Aclaro que en ese momento no estaba llorando, tal vez sólo tenía los ojos rojos.
* Di la primera mordida al chocolate y le dije - Sólo estoy sensible.
* Jacinta - ¿Y por qué estás sensible?
* Yo - Por nada...
* Jacinta - ¿Sensible por nada?
* Yo - Sí. Porque sí, porque no, por si acaso. (Risas)

* Y así comenzó una pequeña conversación de lo que había pasado.

* ¿Me habrá escuchado llorar acaso?
* Cada día me convenzo más de que ella es la persona que más me conoce sin la necesidad de visitar este blog.



* Estaba claro desde un principio, pero yo fui la imbécil que se ilusionó y se dejó llevar.
* ¿Cómo se me pudo ocurrir que esto iba a ser recíproco?
* Yo soy sólo una groupie, y mis sentimientos importan un carajo.

* Ahora ya no podré creer nada.
* Nada de lo que me diga será real (vamos, repite conmigo). Todo será parte de un juego sádico.

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