viernes, 9 de octubre de 2015

Suspiro de Madrugada

* ¿Y si fue mi culpa?
* ¿Y si no fui capaz de complacerlo y por eso ocurrió lo que ocurrió?
* Antes, años atrás, pasaba gran parte del tiempo preguntándome y culpándome por eso. Claro que era en otras circunstancias, relación, y duración.
**(¿Qué?)**



* "Yo nunca te diré que no."
* ¿Cuántas veces habré escrito esa frase en mi borrador?


* Y me empiezo a desesperar.
* No dejo de recordar ese día y esos segundos de paz que quise congelar en el tiempo.

* Y las expectativas, las ilusiones...
* ¡Qué fácil eres de engañar!
* Esto es un sueño, ¿no te das cuenta de que tarde o temprano vas a despertar?


* ¿Seré capaz de contenerme y a la vez de descontrolarme para la próxima ocasión?
* ¿Y cuándo será la próxima ocasión? Lo deseo con todas mis fuerzas. Y lo deseo todos los días.
* Y que todos los días sean la próxima vez, y tener el cuerpo deshecho y lleno de marcas de color violeta (aunque yo las prefiero azules), para recordarlo todos los días, y así.


* Me toco la cara, las mejillas, la mandíbula, los labios, tratando de imitar sus movimientos. Es imposible. Él, todo él, es inalcanzable.
* Sí, a pesar de todo, sigue siendo inalcanzable.
* De tanto recordar e imaginar, siento las pulsaciones de mi corazón en la entrepierna; junto mis rodillas y las siento más intensas todavía.
* Un suspiro desesperado de entrega máxima se escapa de mi alma.



* Seguramente usted, estimado lector, me tratará de exagerada.
**(Risitas)**

* Todo por falta de contacto físico. Esto no es novedad.
**(Las últimas seis entradas han tratado de esto mismo. Qué repetitiva)**
* ¿Funcionan estas invocaciones? ¿Me sentirá?
* No creo. A esta hora, la gente normal está durmiendo.

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