jueves, 22 de octubre de 2015

El No-Refugio

* Llorar en una biblioteca es un poco menos amargo que llorar en el cubículo de un baño.
* Agradecí (sólo un poco) que la biblioteca de la facultad fuera ruidosa, y que no fuera silenciosa como debieran ser las otras bibliotecas.

* Estuve sentada durante nueve horas frente a un mismo computador en la universidad.
* Llego a casa, y el panorama no es muy distinto.


* Debo tomarme un par de horas para llorar (¿más?).
* Todo fue mi culpa... Como si no lo supiera.


* Toco sus letras con la yema de mis dedos -esto ya lo escribí una vez-, lo más frágil que puedo, tratando que pasar desapercibida.

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