sábado, 28 de noviembre de 2015

Abandono

* Aún hay algo de esperanza.
* Qué absurdo. Qué idiota.



* Hoy tuve una reunión con mi profesor (no el mismo del que escribí ayer en La Solitudine).
* Me preguntó cómo estaba, como de costumbre:

* Profesor - ¿Cómo ha estado?
* Yo - Mmmh... El Seminario ha estado un poco...
* Profesor interrumpe - Le pregunto por usted. De lo contrario, le habría preguntado cómo va su trabajo.
* Yo - Eh... No muy bien, pero bueno...
* Profesor - ¿No muy bien?
* Yo - Así es...
* Profesor - No es debido al trabajo, ¿verdad?
* Yo - No, no es por el trabajo.
* Profesor - Pero eso se ve reflejado en su trabajo...
* Yo - Puede ser...
* Profesor señala con el dedo índice su sien derecha - ¿Es un problema de acá?
* Yo - Sí.
* Si fuera más exhibicionista, le hubiera señalado la parte del corazón, pero no lo hice, menos mal.
* Sentí los ojos húmedos, otra vez.
* Profesor - Bueno, ojalá pueda resolverse su problema.
* Yo sólo asentí con la cabeza acompañada de una sonrisita.


* En la mañana, mientras estaba frente al espejo del baño, lavándome la cara, me imaginé llorando en el hombro del profesor hoy. El detonante era esa pregunta del "¿cómo está?".
* Afortunadamente no ocurrió así. Habría bajado varios peldaños en mi escala de dignidad.


* Un poco más de una hora después, salí de la universidad.
* Camina directo hacia ese paradero y sólo ese paradero de buses. No te detengas, ni lo pienses. No mires. No cometas ninguna locura.

* En el microbús, de vuelta a casa, inevitablemente me puse a llorar.
* ¿Por qué no me puedo desenamorar? Me quejo de mí misma.
* ¿Hasta cuándo durará esta angustia y estos días lacrimógenos?

* Tal vez el hecho de que no pueda recordar el rostro de esa persona haya sido mejor. Sería sólo un recuerdo borroso.
* ...
* Mentira, a quién engaño. Eso sólo me atormenta más.



* Supe que mañana habrán tarotistas en un par de estaciones del Metro, por un asunto de la Teletón.
* Me gustaría ir, y aclarar lo que está pasando. Simplemente que alguien me diga a la cara qué está ocurriendo.
* "Ya te abandonó."

* Recuerdo que hace seis años, cuando me leyeron el tarot, conversé con mi amigo acerca de esas predicciones.
* Me dijo que él no había querido hacer consultas a las cartas debido a su inseguridad.
* Ahora que lo menciono, ese día fue la primera vez que lloré en su hombro.
* "Víktor no existe."
* Yo soy igual o más insegura, pero a diferencia de él, yo soy una imbécil masoquista.
* No, no voy a ir. No quiero gastar los $3 000 de la consulta por algo que ya sé.
* Tal vez no.

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